La problemática que aborda el libro se resume a continuación:
La época de la colonia europea, ya fuera hispanolusitana o anglosajona, cifró su justificación en la conquista de nuevas tierras para los monarcas y de nuevas almas para Dios. Lo que hoy se conoce como Norte América fue considerada la “Nueva Tierra Prometida” para la tradición protestante anglicana, mientras lo que hoy denominamos Latinoamerica y El Caribe fue el escenario de crecimiento del catolicismo, hasta ser habitada en la actualidad por, al menos, la mitad de todos sus feligreses en el mundo. Quizá eso es lo que ha llevado u ‘obligado’ a la elección por primera vez de un papa latinoamericano, aunque de la ‘europeizada’ Argentina: Francisco es un buen ejemplo como hijo de migrantes Italianos.
El ordenamiento político posterior a las independencias del centro europeo se erigió sobre la continuidad de las ideas fundantes de las democracias con soporte teocrático.
En este texto, de carácter autobiográfico en relación a la experiencia de fe y reflexión sobre la misma, se aborda esta realidad para examinar cómo en pleno siglo XX, y durante el inicio del nuevo milenio de la cristiandad, pervive la estrategia de colonización del pensamiento en América Latina, de modo particular en Colombia, escenario de múltiples resistencias a dicha colonialidad. El objetivo no es otro que contribuir a la inmensa tarea de la descolonización del saber y el ser desde el ámbito religioso.
La temática se desarrolla en tres capítulos. En el primero se aborda el proceso de la fe aprendida en el seno del hogar, reforzada por la Iglesia católica y el tránsito hacia una opción consciente de fe con sus implicaciones políticas. En el segundo, se presenta el acercamiento a los considerados “Otros”, los pueblos indígenas, y se examina el impacto de la labor de la cristiandad en estas comunidades. En el tercero y último, se hace una reflexión sobre la Nueva Evangelización en clave de inculturación y la crítica que de allí se desprende, al ser considerada como estrategia de recolonización. Con ello se concluye en una apuesta por el diálogo en perspectiva “biocéntrica”, más allá de la religión.